Gato Pardo. Madrid. Se dice que la cultura etíope es una de las culturas más misteriosas, ancestrales y mágicas del mundo.Este país del Cuerno de África, también conocido como Abisinia, jamás ha sido colonizado.
Es la tierra de la reina de Saba, del Ras Tafari, del arca de la alianza y del León de Judá. Se trata de una
nación bíblica donde se encontró a la última tribu perdida de Israel. Comer en el restaurante etíope
Messob es degustar sabores hasta ahora desconocidos que equiparan en enigma a esta milenaria tradición.
La base de la alimentación etíope está compuesta por la injera. Es lo primero que te sirven en este exótico restaurante. Con un gusto ácimo y ligeramente amargo es uno de esos sabores que no te dejan indiferente. La textura recuerda a aa de las tortitas. Creo que es uno de esos alimentos que a base de probarlo y de acostumbrar el paladar a su retrogusto, se convierten en adictivo.
Sobre la ingera se colocan los diferentes alimentos que generalmente van acompañados de diferentes tipos de salsas picantes. En Messob han adaptado el nivel de picante al desacostumbrado paladar de la capital .Toda la comida se mete dentro de una especie de recipiente de mimbre en forma de cono del cual es habitual que las comidas etíopes coman unidas y con los dedos.
Para comenzar la degustación de los platos típicos nos sirvieron unos entrantes llamados sanboussa , que son una especie de empanadillas de carne y de verduras muy sabrosas. Continuamos con un plato llamado doro wot; un pollo aderezado con cúrcuma, huevo y queso de cabra. Muy sabroso, la verdad, y un nuevo aroma que queda archivado en el registro de mi memoria.
Se come por unos 15 euros y el servicio es cercano y de una educación exquisita. Se agradece la sonrisa perenne de las camareras, algo inusual en esta jungla llamada Madrid.
Localización: Manuela de Malasaña, 17.
Teléfono: 91 44 58 170
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